SITIOS DE INTERES

MIRADOR DEL RIO

Situado a 400 metros de altitud en el Risco de Famara, el Mirador del Río es una las creaciones arquitectónicas más representativas de César Manrique.  Plasma, en la sucesión de detalles artísticos y arquitectónicos, su entusiasmo por integrar arte y naturaleza.

Se encuentra en las inmediaciones de los restos de una antigua batería militar que se remonta a finales del siglo XIX, y camuflado en la roca con la maestría que sólo un genio como Manrique podría concebir. El Mirador domina El Río, la estrecha franja de mar que separa Lanzarote de La Graciosa.

Si desde el exterior el edificio es apenas perceptible, el interior sorprende con sus cuidados detalles, sus impresionantes ventanales de cristal, los ojos del Mirador, concebidos por el artista de tal forma que incrementan el efecto de visión panorámica, y las monumentales y originales esculturas que penden del techo desafiando la ley de la gravedad.

Desde la atalaya, el visitante podrá contemplar la octava isla de Canarias, La Graciosa, acompañada por el conjunto de islotes que dan nombre al Parque Natural del Archipielago Chinijo. A sus pies, en la base del risco que le cobija, destacan los colores rojizos de las salinas del Río, también llamadas de Guza, las más antiguas del Archipiélago canario.

La ejecución del Mirador, que contó con la colaboración del arquitecto Eduardo Cáceres y del artista Jesús Soto, supuso un alarde de planificación técnica ya que, con los escasos medios existentes, hubo que proceder a la excavación del terreno y, con posterioridad, realizar el edificio y cubrirlo con piedra volcánica.

Está a 3 Km de los apartamentos.

La Cueva de Los Verdes

Hay pocos lugares que concentren tantos puntos de interés para el patrimonio cultural y natural de Lanzarote como la Cueva de los Verdes, una gruta de aura mitológica, cargada de leyenda y llena de características paisajísticas de extraordinaria belleza y singularidad.

Formada a raíz de la actividad eruptiva del Volcán de la Corona, es una de las maravillas más  sorprendentes que esconden las entrañas de Lanzarote. Utilizada como escondite de la población frente a los ataques e invasiones de los piratas procedentes del norte de África durante los siglos XVI y XVII, en el XIX se convirtió en visita obligada para viajeros, eruditos y científicos europeos fascinados por esta singular formación volcánica que, paradójicamente, debe su nombre al apellido de una familia que guardaba su ganado en los alrededores, según cuentan.

En la década de los 60 del pasado siglo, el Cabildo de Lanzarote recurrió al artista majorero Jesús Soto, quien se convertiría a la postre en estrecho colaborador de Manrique, para la adecuación de este santuario natural de origen volcánico que se ha convertido en foco de atracción para miles de visitantes que anhelan descubrir su secreto. Soto ordenó la visita y desplegó todo su conocimiento del tratamiento de la luz y la sombra para extraer la luminosidad de la piedra y realzar las formas caprichosas que la lava fue dejando atrás en su devastador camino.

La gama cromática de ocres, grises, negros y rojizos reinan en este paraíso de la oscuridad y se mimetizan por efecto de la luz para dibujar grotescos paisajes y espectaculares estructuras rocosas que sorprenden al visitante. Adentrarse en la Cueva de los Verdes es, sin duda, realizar un viaje iniciático al centro de la tierra.

Ver más